sábado, 10 de enero de 2009

¡Valen madre las buenas intenciones!

Perdí dos potenciales futuros donantes de riñón, es más, ni siquiera sangre de mi mismo tipo sanguíneo voy a encontrar a la mano, así es, me enoje con mi hermana y ya no dispondré de sus hijos para alguna futura emergencia médica. Ni pedo.

Y para acabarla de chingar, el primer pinche propósito de año nuevo que tenía ya se lo cargó la chingada, lo que me hace quedar como un pinche hocicón que no puede cumplir lo que se propone.

El enunciado tal cual era:

“1. Ser más tolerante con mis hermanas que cuando llegué a viejo no tendré a quien recurrir cuando necesite un riñón, un hígado o sangre de mi tipo.”

¡Y valió madres!

Pero es que en verdad, creo que sí es muy, pero muy cabrón ser hermano y llevarse bien con los fraternos y fraternas todo el tiempo.

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