domingo, 16 de noviembre de 2008

Bodegas de Catedral

En realidad se trata de la antigua Capilla de Aguadores, esta junto a la Catedral (de Puebla, aclaro). Hace casi dos semanas compañeros del trabajo y su servidor fuimos a medir para un probable proyecto.


Se entra por el atrio y encontramos esto:
Y luego esto…

Y luego esto…


Y finalmente esto…


martes, 4 de noviembre de 2008

Puebla’s extreme make up

El título del post parece exagerado, pero quien viva en mi ciudad coincidirá conmigo que no lo es tanto. Esta semana ha vuelto a ser pesada en el trabajo, lo cual me agrada porque me hace estar más activo de lo habitual y salir a la calle.

El Ayuntamiento está realizando varias obras en el primer cuadro del Centro: la remodelación del Jardín del Carmen, intervenciones en vía pública de las calles 16 de Septiembre, 5 de Mayo, un tramo de la 2 sur y las avenidas Reforma, y tramos cortos de la 5, 7 y 9 oriente, además de los arreglos en fachada de la 5 de Mayo, que, posteriormente, se extenderán a las anteriores calles y avenidas mencionadas.

Si ya sé que piensan “que es lo que siempre se arregla cada que llega un presidente municipal nuevo”, pero créanme que en este trienio no es así, si bien son calles de constante investigación y propuesta de intervención, los trabajos actuales no son de maquillaje y abarcan labores que consideran atacar problemas cotidianos que por mínimos no habían sido tratados previamente: que las banquetas son muy angostas y no hay espacio para caminar tranquilamente, que hay exceso de mobiliario urbano, que en esta calle hay un tubo recortado donde todos los días se tropieza alguien, que en esa avenida las lajas están disparejas y es difícil trasladarse en silla de ruedas “porque brincan mucho”, que el cambio de nivel entre banqueta y arroyo dificulta la movilidad, que las áreas verdes del Jardín del Carmen no funcionan como tales y faltan espacios de convivencia y recreación infantil, que las fachadas nomás se pintan y no se hace el esfuerzo por saber que hay debajo de capas y capas de pintura, detalles aparentemente pequeños similares a que la chapa de la casa no sirve, a que no hemos reemplazado un vidrio cuarteado de una ventana o que la llave del agua caliente no sirve muy bien, de tan pequeños, que cuando se juntan se vuelve uno grande y de mayor costo. ¿No les ha pasado así?

En próximos posts pongo las fotos.

Meme.

Hasta hace una semana no tenía ni la más mínima de lo que es un “meme”, la palabra me suena más como a dormir, soñar, no sé.

Mi amiga Julia-Junia-Ju me lo definió como hacer una lista con seis cosas simples que me hagan feliz. Más claro no puede definirse. Y que cuando la termine nomine, o proponga, a otra persona para que haga lo mismo y así, sucesivamente, continúe la cadena. Esto último, me aclara, es opcional.

Así que va mi lista de seis cosas simples, aclaro que también de fácil alcance y coincidentes con mi situación personal actual, que me hacen feliz, o al menos me ponen muy contento al momento.

1. Comer chocolates, no importan marcas, precios ni tipos, solo que sea chocolate, soy chocodependiente, lo reconozco, pero, no sé, el simple hecho de saborear un trozo me tranquiliza y me hace pensar que las cosas aun no se las carga la chingada. Desconozco porque un pedazo de dulce me hace sentir así. De hecho, cuando muera, me gustaría que lo último que comiera fuera un pedazo de chocolate, que me lo pusieran en la boca para morir tranquilo.
2. Un sorbo de Coca-Cola, ja ja ja, en serio, sé que es aún más estúpido que lo del chocolate pero es verdad, créanlo. Bueno, más que ponerme feliz, creo que es mi soma, tomo un sorbo y quedo sedado, tranquilísimo. Sé que es vicio y que puedo ir al panteón por eso, y que los médicos me han dicho que ya le baje o de plano le pare, y que mis papás ya se hicieron a la idea de que no se me puede quitar la manía, y que mis amigos y compañeros cercanos ya ni me preguntan qué voy a tomar porque saben la respuesta, y que una botella de 700 ml pude durarme hasta tres días, ja ja ja. Por cierto, cuando muera quiero beber un último sorbo, antes del chocolate por supuesto, ja, con las dos cosas juntas y agonizando, creo que moriré más rápido de lo esperado.
3. Otra detalle que parece insignificante pero que se me ha vuelto un hábito casi diario: de lunes a viernes, en la oficina, a diversas horas, pero coincidiendo cuando terminan discusiones y momentos tensos, salgo con la señora de los dulces y compro dos mazapanes, uno me lo como y el otro se le doy a una amiga que trabaja en otra área, y ya, cada uno con su rutina. Manía que se me quedó desde que trabajábamos juntos.
4. Tomar un descanso de 10 a 20 minutos cuando trabajo en la oficina o en la casa para escribir en el blog. Relajante, ayuda a no decir barbaridades en voz alta y dañar susceptibilidades.
5. Caminar por el Centro Histórico de mi ciudad, disfrutar sus contrastes y constantes sorpresas, por eso me gusta mi trabajo, porque todos los días debo acudir a él.
6. Regresar caminando a casa por las noches, pero sobretodo, entrar a mi colonia y sentir el barullo, los gritos de los niños, los puestos de comida en la calle, su tianguis de los viernes, todo el desorden social contrastante con sus calles rectas y amplias que anteceden a mi casa, perdón, la casa dónde vivo con mis papás, y que también es un desorden, con las manías propias de toda familia.

En fin, terminé mi lista, ¿y a quién propongo para que escriba su lista? No se. Pero se me ocurre que Julia-Junia-Ju lo vuelva a hacer cuando termine su(s) carrera(s), no importa el tiempo que tarde en responder.